Para Lourdes
Entender
un milagro en el hechizo
sabiendo que las preguntas, muchas veces,
carecen de respuestas.
Entender
que nuevamente y en nosotros
se repetía la magia de la vida.
Entender
que ahí estábamos, expectantes y con miedo
hasta que el misterio nos fue develado.
Aparece el prodigio que tiene los ojos muy claros,
y se mezcla en la tibieza
de un llanto muy pequeño y una mano
que se aferra al aire del futuro que está lejos.
Así, el encuentro fue pautado dentro del corazón con mucho recelo,
porque
mi tiempo no es tu tiempo,
porque
mis días son efímeros al lado de los tuyos.
Por eso el temor, la incertidumbre.
Por eso el disfrute en el que cada segundo en donde tus horas
se estiran haraganas, y tus sueños
rodean mis instantes.
Mi tiempo no es tu tiempo,
y me desvela
pensar que no estaré un día a tu lado y que,
tal vez,
no te acuerdes de cuando mis brazos te acunaban.
Pensar que, a lo mejor, te cuentan cuanto te he amado aún antes de ser.
Y mi dolor de no estar cerca de tus días
es parte de esta felicidad
a medias
que hoy nos disfrutamos.